Ponemos el azúcar en un cazo con medio litro de agua y la canela. Cuando comience a hervir añadimos los orejones y la canela. Dejamos cocer 45 minutos y retiramos del fuego y dejamos enfriar.
Y ahora lo difícil. Ponemos el rodaballo fileteado en una fuente para horno. Sal y pimienta primero y rociado con el vino y el aceite después. Cubrimos con los frutos secos, previamente triturados -nosotros nueces de macadamia, avellanas, pipas y almendras- y horneamos durante media hora a unos 180-200 ºC.
La compota de orejones y ciruelas la puedes triturar con la batidora, hasta que quede a tu gusto. Solo tienes que servir un filete del rodaballo con un poco de compota. Crujiente y dulce, junto a un pescado de carne firme. Lo mejor.