Separamos las claras de las yemas. Precalentamos el horno a 180º.
Batimos las yemas con el azúcar hasta que se mezcle bien y añadimos la mantequilla en pomada mezclando hasta tener una mezcla homogénea.
Montamos las claras a punto de nieve y las incorporamos a la mezcla anterior. Hay que mezclar con cuidado, para que no se bajen del todo, pero sin miedo, ya que se bajarán de todas formas. Añadimos el cacao y seguimos mezclando bien hasta que quede homogéneo.
Añadimos el vino y mezclamos bien, y por último incorporamos la harina con la levadura y mezclamos con cuidado hasta que se integre. Como veis en la foto a mi me quedaron pequeñas bolitas, pero no pasa nada.
Con ayuda de un pincel o un papel de cocina, engrasamos bien el molde con un poco de mantequilla, y ponemos la mezcla en él. Horneamos a 180º aproximadamente 45 minutos.
Cuando veamos que queda poco, lo pinchamos con un palillo en el centro hasta el fondo. Si sale seco, es que ya está hecho el bizcocho.
Lo dejamos templar unos minutos y luego lo sacamos a enfriar del todo sobre una rejilla. Lo espolvoreamos con azúcar glass... y a disfrutar del chocolate.