Las bolas de fraile están deliciosas. Tienen su origen en la pastelería portuguesa, aunque también se realizan en otras partes del mundo, y deben su éxito a su tierna textura y su exquisito sabor. Es el postre favorito de niños y mayores, y una auténtica exquisitez.
Para hacer unas riquísimas bolas de fraile, lo primero que debemos hacer es poner la harina en un bol, darle una forma como de corona y echar la sal en los bordes, mientras que en el centro echamos los huevos y la levadura desmenuzada.
A continuación, incorporamos la leche, que tiene que estar tibia, poco a poco, y después el azúcar, la esencia de vainilla y la mantequilla, que tiene que estar blanda.Mezclamos todo bien, hasta obtener una masa homogénea. Le damos forma de bola y la dejamos reposar durante media hora, de manera que doble su volumen.
Transcurrido este tiempo, separamos la masa en bolas, y dejamos reposar otra media hora. Después, ponemos abundante aceite en una sartén, a fuego bajo, y cuando comience a estar caliente echamos las bolas. Si dejamos que esté muy caliente nos pueden quedar demasiado doradas por fuera y crudas por dentro.
Mientras se fríen las bolas echamos azúcar en un plato, y cuando las hayamos terminado de freír las rebozamos en este azúcar. ¡Deliciosas!