Se pesa y cierne la harina con la levadura y la sal. Se pesan la mantequilla y el azúcar, se baten con batidora o robot hasta que aumenten de volumen y blanqueen.
Mientras tanto, se derrite el chocolate en un cuenco, bien al baño María, bien en el microondas. Se bate el huevo y se añade a la mezcla de mantequilla y azúcar.
A continuación, se añade la harina poco a poco, hasta que esté todo bien amalgamado. Se divide la masa en dos y a una de las mitades se le añade el chocolate, amasando hasta que tenga un color homogéneo. Puede que sea necesario echar algo de harina en la encimera, aunque si la consistencia es la adecuada, la masa es tan mantequillosa que no se pega.
Ahora tenéis dos masas de distinto color. En este punto podéis hacer lo que se os ocurra para que se mezclen los dos colores, ponerlas una junta a la otra, como hago yo, hacer una bola con las dos juntas y amasar ligeramente para que se entremezclen, o estirarlas un poco con un rodillo, poner una encima de la otra y enrollarlas juntas para hacer galletas espirales. Una vez que hayáis decidido qué hacer con vuestra vida, el secreto está en modelar rollos que sean tan largos como un cilindro de cartón de esos que llevan dentro los rollos de film de plástico o aluminio, os harán falta dos o tres.
Ahora tenéis dos masas de distinto color. En este punto podéis hacer lo que se os ocurra para que se mezclen los dos colores, ponerlas una junta a la otra, hacer una bola con las dos juntas y amasar ligeramente para que se entremezclen, o estirarlas un poco con un rodillo, poner una encima de la otra y enrollarlas juntas para hacer galletas espirales. Una vez que hayáis decidido qué hacer con vuestra vida, el secreto está en modelar rollos que sean tan largos como un cilindro de cartón de esos que llevan dentro los rollos de film de plástico o aluminio, os harán falta dos o tres.
Se hace un rollo de masa que quepa en el cilindro, se enrolla en film de plástico y se mete dentro del cartón.