Batir los huevos con el azúcar hasta que esté espumoso y la mezcla casi haya doblado su volumen. Añadir el aceite y seguir batiendo. Agregar la harina con la levadura tamizada y batir a velocidad baja.
Si queremos, podemos añadir una cucharilla de vainilla. Repartimos la masa en cuatro recipientes y cada uno de ellos lo teñimos con un color. Tapamos con film y dejamos una hora en la nevera.
Transcurrido el tiempo, sacamos las masas y con una cuchara e iremos poniendo en los moldes primero de un color. Sobre él de otro y así hasta terminar los cuatro colores.
Precalentar el horno a 220 grados e introducir la bandeja con las magdalenas en la segunda altura del horno por abajo y bajar el fuego a unos 200 grados durante unos 19 minutos o bien cuando al sacarlas y las pinchemos con un palillo, salga seco.
A los 10 minutos de horneado, colocaremos una rejilla en la parte superior del horno con papel de aluminio para que las magdalenas no cambien el color por causa del calor directo.