Primero de todo hacemos la salsa de chocolate que luego nos puede servir para poner encima de unos profiteroles o lyonesas de nata o crema o para acompañar cualquier otro postre.
Ponemos en un cazo la nata líquida , la leche, el azúcar, el extracto de vainilla y el chocolate troceado a calentar y removemos hasta que se funda el chocolate. Fuera del fuego añadimos la mantequilla y dejamos enfríar a temperatura ambiente.
Ahora preparamos el helado de vainilla. Mezclamos con unas varillas las cuatro yemas en un bol con el azúcar hasta que blanqueen un poco. Calentamos la leche y cuando este bien caliente la vertemos sobre las yemas poco a poco y sin parar de remover. Le agregamos el extracto de vainilla y ponemos toda la mezcla de nuevo al fuego removiendo sin parar con una cuchara de madera. Cuando vemos que empieza a espesar y se forma como una especie de película en la cuchara de madera retiramos del fuego. En ningún momento tiene que llegar a hervir! Fuera del fuego le añadimos la nata para montar, mezclamos y dejamos enfríar.
Una vez fría la mezcla lo ponemos en la heladora. Si no tenemos heladora habrá que preparar el helado con unas horas de antelación de la misma manera, lo ponemos en un recipiente y lo introducimos en el congelador. Lo vamos removiendo cada hora para evitar la formación de cristales y cuando ya esté cremoso pero no duro, lo sacamos para montar la tarta helada. Ponemos las galletas oreo en una bolsa de congelación y las machacamos un poco con ayuda de un rodillo, golpeandolas un poco. Las mezclamos con la mantequilla fundida. Montamos la nata con el azúcar.
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Tarta riquisima