Primero la base, o sea, un sofrito con los ajos y la cebollita y, cuando esté doradita, añadimos la carne y salamos.
Nos gusta poner un poco de perejil. Ya iréis viendo que soy una amante de las hierbas, especias y condimentos.
Cuando la carne ya coje color, añadimos la fritada, el tomate, el arroz y la pastilla de caldo a trocitos. Removemos y dejamos cocer un poco hasta que se consuma casi todo el caldito.
Mientras, abrimos los pimientos por arriba guardando la tapa, les quitamos las pepitas, los lavamos y los secamos con papel absorvente. Nos ponemos un chorro de aceite en las manos y untamos los pimientos.
Vamos repartiendo la mezcla por los pimientos sin terminarlos de llenar del todo, porque hay que tener en cuenta que el arroz aumenta un poco de tamaño cuando está cocido.
Los colocaremos en una bandeja de horno con un vasito de agua o vino blanco. Los metemos al horno precalentado a 200ºC, durante una hora, vigilando que no se queden sin agua.
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