Cocer el arroz, escurrirlo y enfriarlo. Ponerlo en un cuenco grande con el doble de su volumen en agua. Dejarlo reposar 8 horas o toda la noche. Por otra parte, dejar en remojo las urad dal y las semillas de fenugreco, con bastante agua, también durante toda la noche.
Al día siguiente, escurrir el arroz y las dal. Poner el arroz en la batidora, y trabajarlo hasta conseguir una pasta homogénea y sin grumos, añadiendo 50 ml de agua fresca (aproximadamente). Pasarlo a un cuenco grande, enjuagar la batidora, y repetir la operación con las urad dal, batiéndolas mientras añadimos unos 20 ml de agua hasta conseguir una pasta homogénea.
Mezclar esta pasta con el arroz, remover hasta que se integre todo, salar ligeramente, y dejar fermentar hasta que se haya convertido en una masa de pequeñas burbujas. Cuando se vayan a cocer las dosas, hay que mezclar la masa con un poco de agua fresca, hasta conseguir una pasta que se pueda verter, pero no tan líquida como la masa de crepes.
Y aquí empieza lo divertido.... hacer la masa no es complicado, lo difícil es pillarle el punto a la cocción de las dosas. La primera que hice se fue a la basura, la segunda quedó un poco mejor, y a partir de la tercera ya la cosa fue viento en popa. Hay dos cuestiones fundamentales:
Extender bien la masa, esta receta es para hacer dosas muy muy finas, como papel. Si la masa no se extiende se queman antes de hacerse. Tener paciencia. Con esta receta, NO se debe dar la vuelta a la dosa hasta que está bien hecha. Hacer dosas es como el alpinismo, no te da una segunda oportunidad si metes la pata. Si tratas de darle la vuelta antes, se convertirá en un amasijo de pasta de arroz sin arreglo alguno. Si tienes paciencia, sale una dosa dorada, fina y crujiente.
Lo mejor es hacerlas en una sartén antiadherente, con el fuego medio. Engrasar bien la sartén (antes de hacer cada dosa). Verter un cucharón de masa y extender bien. Dejar que se haga bien la dosa por una cara, y NO DAR LA VUELTA hasta que veamos que los bordes están dorados. Entonces, con una espátula, ir despegando la dosa con cuidado (debe despegarse pero no arrugarse). Si no se ha hecho por arriba, una vez despegada darle la vuelta y hacerla por la otra cara. Con un poquito de práctica, salen unas dosas espectaculares, finas pero nada quebradizas, doradas y crujientes.
Engrasar el wok (o una cacerola) y dorar el pimiento. Una vez que empiece a estar hecho añadir las especias, y cuando estas empiecen a soltar su aroma añadir la calabaza y el tomate. Cuando el tomate se deshaga, añadir la leche de coco y bajar el fuego. Salar, tapar el wok y dejar que siga cociendo, hasta que la calabaza se ablande (unos 30 minutos). Servir con las dosas, o con arroz, y chutney de calabacín.
Comentarios de los miembros:
WOOOO, Lo haré que rico se ve.. yummy felicidades por la receta
Creo tyiene que estar muuuuuy bueno