Cortar el tomate en rodajas gruesas y poner encima de papel de cocina.
Rehogar la cebolla bien picada con una pizca de sal, cuando haya cogido color añadir el vino blanco y los champiñones bien lavados y cortados en trocitos pequeños.
Dejar reducir y rectificar de sal.
Montarlo encima de las rodajas de tomate y adornar con láminas de queso manchego.
Se come templada y no hace falta pasar el tomate por la plancha o sartén aunque se puede.
Comentarios de los miembros:
Buenisimo