Cómo reconocer la carne que no está en buen estado: 3 métodos sencillos para evitar sorpresas desagradables

La carne es un alimento muy sensible a las bacterias. Si no se almacena correctamente, puede estropearse rápidamente y convertirse en un peligro para la salud. Aprender a detectar si la carne está en mal estado es fundamental para prevenir las intoxicaciones alimentarias. En este artículo veremos cómo reconocer la carne que no está en condiciones óptimas mediante la observación visual, olfativa y táctil.
Qué nos indican los colores
Uno de los primeros signos visibles de la carne deteriorada es el cambio de color, que puede variar según el tipo de carne y la fase de descomposición en la que se encuentre. La carne fresca suele tener colores vibrantes y definidos.- Carne roja (como la ternera o el cordero): generalmente, tiene un color rojo vivo, casi brillante. Si se oscurece mucho, se nota que la oxidación está haciendo mella...
- Carne blanca (como el pollo o el pavo): por lo general este tipo de carne tiende a tener un agradable color rosado. Pero si el color se torna gris o si aparecen manchas verdosas... Es mejor evitar comerlo y arriesgarse a una intoxicación alimentaria
- Carne de cerdo: Con la carne de cerdo pasa algo parecido. El bonito color rosa de su carne es buena señal. Pero si aparecen manchas extrañas, grisáceas o verdosas, mejor tirarla.
El tacto, tu mejor aliado
Además del color, presta atención a la textura: la carne fresca debe ser firme y compacta al tacto. Evite la carne blanda, gelatinosa o viscosa, ya que son signos evidentes de deterioro.
- Carne fresca: Debe estar firme y ligeramente húmeda al tacto. Pero no viscosa. Si está pegajosa o viscosa, no es una buena señal.
- Carne en mal estado: ¿Alguna vez has notado que la carne se vuelve blanda, pastosa, casi viscosa? Este tipo de textura es señal de que ya hay bacterias trabajando.
Olfato, el sentido de la supervivencia
Otro indicador clave es el olor. A menudo decimos que el olfato es el sentido más poderoso. Y cuando se trata de carne, ¡es cierto! La carne fresca sólo tiene un olor ligero y agradable. En general, debería oler, en algunos casos, ligeramente a sangre, como un olor metálico. Pero si abres la nevera y hueles algo como "amoniaco", agrio o, peor aún, "huevo podrido"... ¡Olvídate, la carne se ha echado a perder!
- Olor a amoníaco: Si abres un paquete de carne y el olor te recuerda al de los productos de limpieza... ¡listo! Es el momento de tirarla.
- Olor agrio: Si huele un poco a yogur abierto y olvidado en el fondo de la nevera, también debes de tener precaución. Suele ser señal de que la carne se está descomponiendo y de que las bacterias han comenzando a hacer su trabajo.