Cómo conseguir un potaje de vigilia perfecto, todas las claves para bordar el guiso estrella de la Semana Santa

miércoles 9 abril 2025 11:04
Cómo conseguir un potaje de vigilia perfecto, todas las claves para bordar el guiso estrella de la Semana Santa

Cada país tiene una receta que, al llegar una fecha concreta del año, abandona el recetario para ocupar su sitio en las mesas familiares. En España, cuando se aproxima la Semana Santa, ese plato es el potaje de vigilia. Aparece con la misma puntualidad que las procesiones, los pasos o el sonido de los tambores en las calles. Es un guiso sencillo, en apariencia, pero con una carga simbólica, histórica y culinaria que le confiere un carácter especial.

El potaje de vigilia es una de esas recetas que se transmiten de generación en generación, que varían sutilmente de una familia a otra, pero que mantienen una estructura casi inalterable: garbanzos, espinacas y bacalao. Ingredientes humildes, disponibles incluso en tiempos de escasez, y capaces de adaptarse a las reglas alimentarias de la Cuaresma, que prohíben el consumo de carne. El resultado es un plato de cuchara sabroso, reconfortante y profundo, que representa el equilibrio entre tradición religiosa y cocina popular.

Pero como ocurre con toda receta tradicional, su sencillez aparente esconde complejidades. Preparar un buen potaje de vigilia no es simplemente cocer garbanzos y añadir pescado. Es necesario entender los tiempos, la textura adecuada, el momento exacto para incorporar cada ingrediente y, sobre todo, conocer los pequeños secretos que lo elevan de correcto a memorable. Así que vamos a darte todos los consejos que necesitas para lograr el potaje de vigilia perfecto:


Garbanzos

El primer paso para un buen potaje comienza la noche anterior. Como explica Ángel Muro en su libro El Practicón, obra imprescindible para cualquier estudioso de la cocina española, los garbanzos deben remojarse durante al menos doce horas, en agua templada con un poco de sal. Esto no solo ablanda la legumbre, sino que permite una cocción más homogénea, evitando que se abran o se endurezcan por fuera mientras siguen crudos por dentro.


Cocción lenta

El guiso debe cocerse a fuego lento, sin prisas. Las recetas tradicionales, como las que recoge Simone Ortega en su emblemático 1080 recetas de cocina, insisten en no cortar la cocción con agua fría y en no añadir sal al principio, ya que endurece la piel de la legumbre. Si es necesario añadir líquido, siempre debe ser agua caliente, para no interrumpir el ritmo del guiso.


Bacalao

Es necesario advertir sobre el riesgo de cocinar el bacalao en exceso. Por tanto, tendremos que añadirlo cuando los garbanzos ya estén tiernos, y dejarlo apenas unos minutos, los suficientes para que se integre sin deshacerse. Si se cocina demasiado, el bacalao pierde textura y se desmenuza hasta volverse irreconocible.


El sofrito

Un potaje sin un buen sofrito es como una novela sin conflicto. Como bien señala Carme Ruscalleda en La cocina de nuestras madres, el sofrito marca el carácter del guiso. Cebolla, ajo, pimiento verde y tomate deben cocinarse lentamente, hasta perder la acidez y concentrar los azúcares naturales. Al final se incorpora el pimentón dulce —fuera del fuego, para evitar que amargue— y se mezcla con el resto del guiso.


Espinacas

Las espinacas frescas, mejor que congeladas, deben añadirse al final. No necesitan más de cinco minutos de cocción. Así conservan color, sabor y nutrientes. En algunas zonas de Castilla y Andalucía se mezclan con un majado de ajo y pan frito, tradición recogida en La cocina de Semana Santa de Manuel Ríos Ruiz.


Textura y consistencia

Para lograr un caldo ligeramente denso y con cuerpo, El Practicón propone un recurso antiguo y eficaz: triturar un pequeño cucharón de garbanzos con algo del caldo y devolverlo a la olla. No es necesario añadir harinas ni espesantes artificiales. Basta con un poco de su propia sustancia.


El reposo, clave del sabor

El potaje gana con el tiempo. Como todo guiso tradicional, mejora tras unas horas de reposo. Prepararlo por la mañana y servirlo por la noche, o incluso al día siguiente, permite que los sabores se asienten y que el caldo espese de forma natural. Esta paciencia es recompensada con un plato más armónico y profundo.


Decoración clásica y humilde

La tradición manda servir el potaje con cuartos de huevo cocido. En algunas regiones se acompaña con picatostes o un chorro final de aceite de oliva virgen extra. No son necesarios más adornos. La sencillez es parte de su identidad.


Más que un plato, una tradición

El potaje de vigilia no es solo una receta. Es un ejemplo perfecto de cómo la austeridad puede dar lugar a la excelencia. Desde los fogones humildes de conventos y casas campesinas hasta las cocinas contemporáneas que lo reinterpretan, este plato se ha mantenido fiel a su origen. No necesita artificios. Solo tiempo, cuidado y respeto por una tradición que, cucharada a cucharada, cuenta una historia más amplia: la de una España que cocina lo que cree, lo que siente y lo que celebra.


Puede que también te interese:

Cómo preparar tus torrijas esta Semana SantaCómo preparar tus torrijas esta Semana Santa

La torrija es un postre que todos conocemos y es típica en fechas de Cuaresma y Semana Santa. Es de carácter humilde, las primeras recetas de torrijas datan en 1607 en "El Libro de Cozina de Domingo Hernández de Maceras" y antiguamente era un alimento para las mujeres que daban a luz por su alto nivel energético.

Bacalao: El pescado de Semana Santa. Cómo preparlo y recetasBacalao: El pescado de Semana Santa. Cómo preparlo y recetas

La Semana Santa y la Cuaresma están marcadas por un sinfín de tradiciones, muchas de ellas relacionadas con la gastronomía. Esta época del año es un verdadero delirio para los más golosos que se debatirán entre la leche frita, las torrijas, los rocos, los pestiños... Pero en el ámbito salado hay un rey y ese es: el bacalao. El éxito de este pescado es fácilmente explicable. De una parte, hay que r


Comentarios

Califica este artículo:

PatriciaPatricia
Apasionada por la cocina y el buen comer, mi vida se mueve entre palabras bien escogidas y cucharas de madera. Responsable pero despistada. Periodista y redactora con años de experiencia, encontré mi rincón ideal en Francia, donde trabajo como redactora para Petitchef. Me encantan el Bœuf bourguignon pero echo de menos el salmorejo de mi madre. Aquí combino mi amor por la escritura y los sabores suculentos para servir recetas e historias sobre cocina que espero te inspiren. La tortilla, me gusta con cebolla y poco hecha : )