La Semana Santa y la Cuaresma están marcadas por un sinfín de tradiciones, muchas de ellas relacionadas con la gastronomía. Esta época del año es un verdadero delirio para los más golosos que se debatirán entre la leche frita, las torrijas, los roscos, los pestiños... Pero en el ámbito salado hay un rey y ese es: el bacalao
El éxito de este pescado es fácilmente explicable. De una parte, hay que remontarse a tiempos remotos cuando comer pescado fresco en el interior de la península era impensable. Sin sistemas de refrigeración ni transportes de mercancías acondicionados, comer pescado fresco en la meseta era inimaginable. La solución a esta privación vino dada gracias a la técnica de salazón. Con ella, el pescado se podía conservar por largos periodos de tiempo sin estropearse. Esta técnica permitía por un lado, disponer de este producto durante todo el año y de otro, transportarlo a zonas alejadas del litoral.
De otra parte, el éxito de este pescado vino también dado por los preceptos de la religión católica que prescriben abstenerse de comer carne durante ciertos días de Cuaresma y Semana Santa. También contribuye a que se consuma este pescado, y no otro, que la temporada óptima del bacalao se extiende de enero a abril.
Muchas gracias a usted por disfrutarlas. Nos alegra mucho saber que le resultan útiles.