Si te faltan estas vitaminas en invierno, ¡aquí tienes cómo remediar la situación!

En invierno circulan los virus, baja la moral, hace frío... Todo está hecho para que enfermes, pero ¿cómo evitar la trampa? Para reforzar tu sistema inmunitario, nada mejor que llenarte de vitaminas. ¿Dónde encontrarlas, cómo consumirlas y en qué cantidades? En esta época del año pueden ser un verdadero quebradero de cabeza. Vitamina C, magnesio, hierro... nuestro cuerpo necesita tomar de todo para mantenerse en plena forma, y con las fiestas a la vuelta de la esquina, ¡necesitamos estar en plena forma! Aquí tienes algunos consejos para encontrar las vitaminas que te faltan :).
Combatir la fatiga
Con el frío que sopla, ciertas vitaminas y minerales pueden salvarnos, pero ¿cuáles? El magnesio desempeña un papel clave en la reducción de la fatiga, la relajación muscular y la producción de energía. Para llenarte de magnesio, come cereales integrales, legumbres, cacao y bebe ciertas aguas minerales como Contrex o Hépar, por ejemplo. El hierro, esencial para el transporte de oxígeno en la sangre, se encuentra en la carne, el marisco, las legumbres y los frutos secos. Para optimizar su aporte de hierro, combínelo con alimentos ricos en vitamina C. Por último, el zinc refuerza el sistema inmunitario y ayuda a reducir la fatiga al participar en el metabolismo de los hidratos de carbono. Se encuentra en alimentos como las ostras, el hígado, la carne y el marisco.
Vitaminas B, C y D, nuestras aliadas más fieles
Son las vitaminas más conocidas, pero quizá las más útiles en este resfriado de pato. La vitamina C refuerza el sistema inmunitario estimulando la producción de glóbulos blancos y combatiendo las infecciones. Se encuentra sobre todo en los cítricos, el kiwi, los pimientos y la col. Consejo: consuma estos alimentos frescos y crudos para conservar todos sus beneficios). La vitamina D, esencial para fijar el calcio y favorecer la inmunidad, suele ser deficitaria en invierno debido a la menor exposición al sol. El pescado azul, el hígado de ternera y las yemas de huevo son las mejores fuentes. Por último, las vitaminas del grupo B, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso, se encuentran en los cereales integrales, las legumbres, la carne, el pescado y los huevos, y pueden complementarse con alimentos como el germen de trigo o la levadura de cerveza.
Extras nada desdeñables
La guinda del pastel vitamínico es llenarse de omega-3. Tienen propiedades antiinflamatorias, esenciales en invierno para prevenir la depresión estacional y mantener una buena inmunidad. El pescado azul, el aceite de colza, el aceite de nuez y las semillas de lino son fuentes de omega 3. En caso de carencias o aumento de las necesidades, se puede considerar la administración de suplementos dietéticos que contengan magnesio, hierro, zinc, vitamina D u omega-3, siempre bajo consejo médico.
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