Los fríjoles se dejan en agua desde el día anterior para que se hidraten, sin agregarles sal, porque no crecen. Al día siguiente se retiran los que estén flotando y se desechan. En el agua en que se remojaron se cocinan los fríjoles, las pezuñas, el tocino o la garra, el aceite, la sal y la pimienta. Si es en olla a presión, se dejan durante 45 minutos, si es en olla corriente, dos a tres horas a fuego medio, hasta que ablanden.
Tanto el plátano picado con la uña, como el hogao, se agregan a los diez minutos de iniciada la cocción si es en olla a presión o a la media hora si es en olla corriente. Si se desea el caldo más espeso, se licua un cucharón de fríjoles y se vuelve a incorporar a la olla. Cuando los fríjoles están blanditos, se pasan a una olla corriente sin taparla y se dejan reposar durante 30 minutos.
Se sirven con arroz blanco, carne molida, guiso de tomate y cebolla, tajadas de plátano maduro, patacón de plátano verde, chicharrón y aguacate. Se acompaña con arepa redonda de maíz blanco.