Comenzamos batiendo medio litro de nata (reservando 200 para la cobertura), y repartiéndo el azúcar en cuatro veces a medida que vayamos batiendo. Es decir, primero dos cucharadas, seguimos batiendo, luego otras dos...y así hasta acabar. La nata tiene que quedarnos batida bien fuerte.
Ponemos a hidratar la gelatina en un bol con agua fría. Calentamos un poquito de leche (5 o 6 cucharadas), y diluimos el ella el néscafe. Una vez disuelto, agregamos las hojas de gelatina y removemos bien hasta que se deshagan. Mezclamos con el queso
Esta mezcla, se la añadimos a la nata, y con ayuda de unas varillas manuales, la vamos integrando despacio y por completo. Colocamos las galletas alrededor del molde, vertemos con cuidado la mezcla de queso y nata, y llevamos al frigorífico para que vaya cuajando.
Mientras, preparamos la cobertura, calentando en un cazo la mantequilla con los 200 ml de nata que teníamos reservada. Antes de que llegue a hervir la apartamos del fuego. Agregamos el chocolate en trozos, y removemos hasta que se haya derretido por completo
Le unimos las almendras crocantis, volvemos a remover, y reservamos hasta que temple. Una vez, la tarta cuajada , volcamos despacio y con cuidado, la cobertura por encima. Volvemos a meter en el frigorífico y dejamos que cuaje del todo. Mejor prepararla de un día para otro, quedará más consistente. Una vez lista, es solo cuestión de desmoldarla con cuidado, y decorarla al gusto. En este caso he optado por colocarle unos frutos chocolateados encima.