¿Afecta el cambio de hora a nuestra alimentación?

Cada año, en la madrugada del último domingo de marzo, España adelanta sus relojes una hora para adaptarse al horario de verano. Seguro que te suena eso de a las dos serán las tres. Este ajuste, que nos brinda tardes más largas, puede tener repercusiones más allá de nuestra rutina diaria, afectando aspectos tan fundamentales como nuestra alimentación y metabolismo. Este cambio de hora, es una tradición que nos visita dos veces al año, y no va solo de ajustar las manillas del reloj. Su impacto va mucho más allá de lo que creemos. No se trata solo de dormir una hora más o menos, sino de una sacudida a nuestro reloj biológico, ese engranaje interno que regula desde el sueño hasta el hambre. Y es precisamente en la alimentación donde los efectos pueden ser más sutiles, pero no menos importantes.
Impacto del cambio de hora en los hábitos alimenticios y el metabolismo
Estrategias para minimizar el impacto del cambio de hora en la dieta
Para mitigar los efectos negativos del cambio de hora en nuestra alimentación y metabolismo, se pueden implementar las siguientes estrategias:
- Ajuste gradual de los horarios de comida: Modificar paulatinamente los horarios de las comidas unos días antes del cambio de hora puede ayudar al organismo a adaptarse de manera más eficiente al nuevo horario.
- Mantener una rutina de sueño constante: Establecer horarios regulares para acostarse y levantarse favorece la regulación del reloj biológico, lo que puede influir positivamente en los hábitos alimenticios
- Exposición a la luz natural: Aprovechar la luz solar, especialmente durante la mañana, ayuda a sincronizar el ritmo circadiano, mejorando la regulación del apetito y el metabolismo
- Alimentación equilibrada: Priorizar una dieta rica en verduras, frutas frescas, legumbres, frutos secos y cereales integrales puede contribuir a mitigar los efectos del cambio de hora en el organismo.
- Evitar estimulantes antes de dormir: Reducir el consumo de cafeína, alcohol y bebidas energéticas en las horas previas al sueño puede mejorar la calidad del descanso, facilitando la adaptación al nuevo horario.
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