Pollo asado: 11 errores frecuentes que arruinan el resultado perfecto (y cómo solucionarlos)

Dorado, jugoso, con la piel crujiente y ese aroma irresistible que reúne a toda la familia en la mesa. Sí, justo eso es lo que todos imaginamos al pensar en un buen pollo asado. Sin embargo, la realidad no siempre cumple con nuestras expectativas. Tal vez hayas comprado un hermoso pollo en el mercado y, al cocinarlo, te sorprende encontrar algo que se parece más a un "ladrillo" de lo seco que está o, peor aún, obtener un pollo con aspecto prometedor, pero que al hincarle el diente está completamente insípido.
¿Es culpa del horno? Probablemente no (salvo en un 0,5 % de los casos -dato completamente aleatorio- :) ). Lo más probable es que estés cometiendo alguno de estos 11 errores comunes. Pero no te preocupes, hasta los mejores cocineros han tenido sus días de "esto no era lo que tenía en mente". Ponte el delantal, saca el pollo de la nevera y prepárate para descubrir los 11 errores más frecuentes y cómo solucionarlos. ¡Tu próximo pollo asado quedará perfecto!
1. No comprar un pollo de calidad
Es imposible conseguir un resultado excepcional si comenzamos usando ingredientes mediocres. Si el pollo no es de buena calidad, ningún truco de cocina lo salvará. Opta por comprar un pollo de corral o uno de calidad. La diferencia en sabor y textura se nota bastante.
2. Elegir un tamaño inadecuado
El tamaño importa. Compra un pollo de peso medio. Lo ideal es elegir uno de entre 1,5 y 2 kilos que nos garantizará un asado uniforme. Si compras un pollo demasiado grande tardará demasiado en cocinarse, corriendo el riesgo de quedar seco.
3. No atemperar el pollo
Meter un pollo directamente de la nevera al horno augura un mal resultado. Así que, saca el pollo de la nevera, para que se atempere, al menos 3 horas antes. Este sencillo detalle marcará la diferencia. Si metemos la carne fría directamente al horno el calor tardará más tiempo en llegar al interior mientras que la parte externa está recibiendo calor directo. ¿Qué ocurrirá? el pollo se cocinará de forma desigual.
4. No limpiar las impurezas del pollo
Antes de meter el pollo en el horno, quita el exceso de grasa y retira las plumas y espolones que pudieran tener en la piel. Puedes usar unas pinzas de cocina para extraerlas o un soplete para quemarlas. Comprueba que no haya otras impureza tanto en el exterior como en el interior. Este pequeño esfuerzo mejorará no sólo el sabor final sino también su aspecto visual a la hora de servirlo.
5. Cocinarlo con la pechuga hacia arriba
La pechuga es la parte más seca del pollo. Por eso, conviene comenzar el asado colocándola hacia abajo. La gravedad actuará sobre los jugos internos y se precipitarán hacia abajo. De este modo conseguiremos que esta carne magra no quede mucho más tierna. En los últimos 20 minutos de cocción le daremos la vuelta al pollo para que la piel que envuelve la pechuga también quede crujiente y dorada.
6. Olvidar precalentar el horno
La temperatura es importante para conseguir un pollo asado perfecto. Si ponemos el horno a máxima potencia se cocinará más rápido sí, pero el resultado no será óptimo. Elige una temperatura de 180ºC y no olvides precalentar el horno antes de meter la pieza. Esto es imprescindible para conseguir un pollo meloso y tierno.
7. Sazonar mal o insuficientemente
El pollo es una carne bastante neutra, muy insípida y sosa, por lo que necesita una buena cantidad de sal y especias para realzar el sabor. Así que, sé generoso con la sal. Sazona tanto por dentro como por fuera. Usa hierbas como romero, tomillo o hierbas provenzales, y añade limón o laurel en el interior si buscas un toque especial. En la capa externa, hazlo en este orden, sal, aceite y hierbas y, entre uno y otro, masajea el pollo. Dejar reposar antes de meter en el horno.
8. Trocear el pollo antes de asarlo
Asar el pollo entero es la mejor opción para que la carne conserve toda su jugosidad. Imagina cocinar unas pechugas finas junto a unos muslos con hueso, a todas luces la cocción será desigual. Algunas partes quedarán jugosas y otras extremadamente secas. Así que, de ser posible, mejor cocinar el pollo entero.
9. No precocinar los rellenos frescos
Si piensas asar un pollo relleno con alguna farsa (por ejemplo: salchicha fresca, setas y cebolla), asegúrate de precocinar los ingredientes del relleno. Si no lo haces, el relleno podría quedar crudo mientras el pollo ya está listo, obligándote a prolongar la cocción y dejando la carne seca.
10. No glasear durante la cocción
Si quieres una piel dorada y llena de sabor, glasea el pollo al menos 3 veces durante la cocción con los propios jugos que suelta o con una mezcla de mantequilla derretida y hierbas. Este sencillo detalle nos garantiza una carne sabrosa y una piel dorada y crujiente.
11. Olvidar dejarlo reposar
Una vez fuera del horno, deja que el pollo repose 10-15 minutos cubierto con papel de aluminio. Este paso permite que los jugos se redistribuyan y que la carne conserve su humedad.
Como vemos:
Asar un pollo perfecto no es difícil, no requiere de mucha técnica o complicaciones pero sí es esencial que no se cometan errores. No es tanto de lo que hay que hacer sino de lo que no se debe hacer. Como ves disfrutar de un pollo jugoso con una piel crujiente no es cuestión de suerte. ¿Estás preparado para disfrutar del mejor pollo asado de domingo o de tu vida?