Dorado, jugoso, con la piel crujiente y ese aroma irresistible que reúne a toda la familia en la mesa. Sí, justo eso es lo que todos imaginamos al pensar en un buen pollo asado. Sin embargo, la realidad no siempre cumple con nuestras expectativas. Tal vez hayas comprado un hermoso pollo en el mercado y, al cocinarlo, te sorprende encontrar algo que se parece más a un "ladrillo" de lo seco que está o, peor aún, obtener un pollo con aspecto prometedor, pero que al hincarle el diente está completamente insípido.
¿Es culpa del horno? Probablemente no (salvo en un 0,5 % de los casos -dato completamente aleatorio- :) ). Lo más probable es que estés cometiendo alguno de estos 11 errores comunes. Pero no te preocupes, hasta los mejores cocineros han tenido sus días de "esto no era lo que tenía en mente". Ponte el delantal, saca el pollo de la nevera y prepárate para descubrir los 11 errores más frecuentes y cómo solucionarlos. ¡Tu próximo pollo asado quedará perfecto!