Previamente maceramos los chipirones ya limpios en un bol con 50 centímetros cúbicos de aceite de oliva, 50 centímetros cúbicos de jugo de limón, perejil picado y sal. Los mantenemos aproximadamente media hora en el frigorífico.
Cortamos la cebolla pelada en aros o rodajas finas muy finas, que se adivine mas que se encuentre en el guiso. Estofamos los aros de cebolla en aceite, añadimos el ajo picado y lo dejamos hacer hasta que tomen un color amarillento.
En ese momento introducimos en la cazuela los chipirones limpios, regamos con el vino blanco y tapamos la cazuela, dejando que se cocine a fuego suave durante un máximo de 10 minutos, aunque ello depende del tamaño, estos eran muy pequeños y a los siete minutos ya estaban tiernos.
Ponemos a punto de sal y servimos los chipirones con la cebolla cocinada. Disfrutamos.