Las setas comestibles son mucho más que una simple guarnición. Ricas en nutrientes, bajas en calorías y con multitud de propiedades beneficiosas, merece la pena consumirlas con regularidad. Ya sea para reforzar el sistema inmunitario, mejorar la digestión o simplemente añadir un toque ligero y gourmet a nuestras comidas, las setas son auténticas aliadas de la salud. A continuación le explicamos por qué deben formar parte de nuestra dieta:
Las setas, ya sean champiñones, níscalos, boletus o colmenilla, están repletas de vitaminas y minerales esenciales. En particular, son una fuente poco frecuente de vitamina D, esencial para la salud de los huesos y que suele faltar en nuestra dieta. Esta vitamina es especialmente valiosa en otoño e invierno, cuando escasea la exposición al sol, nuestra principal fuente de vitamina D.
Además, las setas contienen vitaminas del grupo B, sobre todo B2, B3 y B5, que ayudan a convertir los alimentos en energía, favorecen la salud de la piel y contribuyen a la producción de hormonas. También son ricos en minerales como el cobre, el selenio, el zinc y el hierro, esenciales para un sistema inmunitario sano y para proteger las células contra el estrés oxidativo.
Con unas 30 calorías por cada 100 gramos, las setas son un alimento ligero pero nutritivo. Además, contienen una elevada proporción de agua (hasta un 92%), lo que las convierte en una excelente opción para quienes desean controlar su peso. La fibra que contienen contribuye a una sensación de saciedad y a un sistema digestivo sano. Esta fibra insoluble ayuda a regular el tránsito intestinal, al tiempo que reduce los antojos gracias a su efecto saciante.
Además, las setas son bajas en hidratos de carbono y grasas, y ricas en antioxidantes, por lo que son ideales para una dieta equilibrada y ligera.
Algunas variedades de setas, como las shiitake y los champiñones de sol, contienen betaglucanos, fibras solubles que contribuyen a reforzar el sistema inmunitario. Estos compuestos estimulan la producción de proteínas antivirales y favorecen la reparación de los tejidos dañados, lo que resulta especialmente útil en el cambio de estación para protegerse de las infecciones.
Las setas son ricas en antioxidantes como la ergotioneína y el glutatión, que protegen las células del daño oxidativo causado por los radicales libres. Esta acción preventiva podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Las setas, en particular las variedades maitake y reishi, están siendo estudiadas por sus propiedades anticancerígenas, sobre todo en la prevención del cáncer de vejiga en las mujeres.
Además de todos estos beneficios, las setas son extremadamente versátiles. Ya sea crudas en ensalada, salteadas en una sartén, en tortilla o en sopa o cremas, se adaptan a una gran variedad de platos. Su sabor aporta una profundidad deliciosa a todo tipo de recetas, y su textura recuerda a veces a la carne, lo que las convierte en una excelente alternativa para las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana :-)
Pasta cremosa con champiñones y salchicha
Setas a la coreana - setas shiitake en salsa...
Mollejas con setas colmenillas
Gnocchi con salsa cremosa de setas, una receta...
Champiñones salteados con ajo y perejil
Champiñones rellenos con queso y gratinados al...
