Con papel de cocina secamos uno a uno, todos los trozos de carne. Reservamos. Calentamos 3 cucharadas de aceite de oliva en una sartén grande.
Cuando el aceite esté muy caliente, doramos la carne por todos los lados. Poco a poco, con cariño y con cuidado. Una vez dorados los sacamos a un plato y reservamos.
En la misma grasa de la sartén, salteamos las zanahorias y la cebolla picada.
Una vez que las verduras estén bien doradas añadimos la carne que teníamos reservada. Salpimentamos al gusto, y espolvoreamos con las dos cucharadas de harina.
Removemos para cubrir bien la carne con la harina. En este momento pasamos carne y verduras junto con la grasa y jugos a una cocotte
Metemos la cocotte SIN LA TAPA en la posición central del horno precalentado, durante 4 minutos.
Al cabo de este tiempo volvemos a darle unas vueltas a la carne y volvemos a hornear durante otros 4 minutos. El propósito de este proceso es dorar la harina para que se forme una costra alrededor de la carne.
Sacamos la cocotte del horno y bajamos la temperatura del mismo a 150º. Vertemos el vino y el caldo de carne en la cocotte.
Añadimos el tomate rallado, los dientes de ajo aplastados con un golpe de cuchillo, el tomillo y la hoja de laurel.
Cubrimos, ahora sí, con la tapa y colocamos la cocotte en la parte baja del horno.
Horneamos durante 3 horas hasta que la carne este muy tierna.
Mientras se cocina la carne preparamos las cebollitas francesas. En una sartén grande calentamos el aceite y la mantequilla.
Cuando empiece a burbujear añadimos las cebollitas peladas y enteras.
Salteamos durante unos 10 minutos para que se doren lo más uniformemente posible.
Añadimos la taza de caldo, el ramito de hierbas, sal y pimienta. Cubrimos la sartén y bajamos el fuego.
Deben cocinarse durante unos 40 minutos, hasta que estén tiernas y el caldo se haya evaporado. Retiramos las hierbas.
Cuando la carne está tierna, incorporamos todas las cebollitas a la cocotte y mezclamos con cuidado.
Probamos y rectificamos la sal. Debe quedarnos una salsa ligeramente espesa.
Servimos muy caliente junto con puré de patatas o arroz blanco.
Está riquísimo, y aunque lleva un cierto trabajo no es un plato complicado. Sólo por el nombre merece la pena hacerlo. Después de repetir treinta veces que ibamos a comer Boeuf Bourguignon, mi hijo pequeño al probarlo exclamó: ¡Ah, vale, ESTOFADO! ¡Niños.....!!!!
Comentarios de los miembros:
Parece muy apetecible, pero un poco complicado
La hare el proximo domingo. Gracias
Votre commentaire: prefiero la version con panceta y extracto de tomate (en vez de tomate rallado). Son gustos. Gracias por compartir la receta!