Independientemente de cómo lo vayamos a preparar empezamos, cogiendo los dos lomos limpios de piel y hueso y presentándolos frente a frente como estaban originalmente antes de despiezarlos. Con ayuda de un poco de hilo los vamos atando bien prieto, para que se mantengan juntos, la idea es darle forma de los anillos de la langosta pero esto ya va más en la habilidad de cada uno, lo importante es que no se separen durante su manipulación posterior.
Una vez que lo tengamos ya bien atado, en un bol, ponemos una cucharada de aceite y media de pimentón dulce, mezclamos todo bien y con ayuda de una brocha, embadurnamos bien todo el rape.
El siguiente paso es el que ya podemos tomar diferentes caminos yo lo hice al vapor, mediante una olla especial para cocer al vapor de la que dispongo. Añadí al agua el resto de ingredientes troceados y puse el rape encima de una rejilla sin tocar el líquido y lo cocí al vapor durante unos 25 minutos (el tiempo depende del tamaño).
Pero también podemos añadir todos los ingredientes en una fuente y hacerlo al horno durante un tiempo similar u otra forma habitual de hacerlo aunque a mi es la que menos me gusta, es envolver el rape en papel de aluminio y cocerlo en agua hirviendo a la que previamente habremos añadido el resto de ingredientes troceados.
Como he dicho antes el tiempo de cocción varía en función del tamaño, lo ideal es que la carne quede firme simulando la textura de una langosta, por lo que habrá que ir controlando con un palillo y hacerla un poco a ojo, aunque veréis que es muy fácil.
Independientemente del camino que sigamos una vez lo tengamos cocido, le quitamos el hilo y ya por último lo troceamos y servimos acompañado de un poco de ensalada y una salsa mahonesa, tártara, alioli o rosa.