Precalentamos el horno a 180º y forramos un molde redondo con la masa quebrada. El tamaño del molde dependerá de la masa que hayais comprado/hecho, tiene que dar para cubrir la altura de los bordes.
Forramos la masa con papel de aluminio y cubrimos con habas, garbanzos, pesos de cocina o lo que podais encontrar que haga peso y no nos estropee el invento... utilizar unas habas.
Horenamos 15 minutos. Mientras en un bol ponemos las yemas de los huevos (reservamos las claras) con la ralladura de limón. Aquí veis que las yemas ya están batidas porque esta vez decidí mezclarlas con una cucharada de maicena, no lo hagais, le quita un poco el sabor intenso a limón cremoso. Batimos las yemas y la ralladura.
Añadimos la tarrina de mascarpone y mezclamos bien. No me pregunteis porqué a los dos últimos pasos de la crema no les hice foto..... lo que yo os diga... ultimamente no tengo la cabeza en donde debería..... en cualquier caso no hay pérdida posible, una vez teneis bien mezclado el mascarpone vais añadiendo poco a poco mientras batis la leche condensada, y que cuando se haya integrado bien se añade poco a poco el zumo de limón hasta que la crema sea homogénea.
Llegados a este punto ya tendremos la masa fuera del horno (o casi), cogemos una cucharada de clara de la que teníamos reservada y la batimos ligeramente. Untamos la masa con ella, lo que nos sobre de clara con las otras. Vertemos la crema sobre la masa y al horno otros 15 minutos.
Mientras la crema está en el horno batimos las claras con una pizca de sal a punto de nieve. Cuando estén a punto de nieve firme añadimos las dos cucharadas de azúcar glas y la cucharada de harina con movimientos envolventes y suaves para que no se bajen.
Cuando saquemos la tarta del horno le ponemos las claras por encima con una cuchara.... da un efecto más "enxebre" o rústico que también se dice. Horneamos hasta que se dore el merengue. Dejamos enfriar y ya podemos servir.