Cortar las fresas en trozos pequeños. Calentar 50 ml de nata, con el azúcar y las fresas (sin dejar hervir), añadir el Kirsch, dejar enfriar. Cuando esté frio, triturar la mezcla de nata con fresas dejando algunos trozos de fruta. Añadir el yogur y mezclar.
A parte, montar la nata sobrante y añadir al preparado anterior. Batir todo muy bien, congelar.
Durante las horitas de paciencia, sacar el helado del congelador unas dos o tres veces y volver a batirlo muy bien para que se rompan los cristales.