Todos los años voy de tienda en tienda buscándolos y muchas veces no los encuentro, es el dulce de navidad que más me gusta así que para no volver a quedarme sin ellos he decidido hacerlos, no son complicados solo hay que tener un poquito de tiempo, y de verdad que no tienen nada que envidiar a los que compramos ¡¡están buenísimos!!
Templamos el anís en el microondas 10 segundos y lo ponemos en un bol, añadimos el azúcar glass y batimos con unas varillas, la manteca debe estar a temperatura ambiente pero para ablandarla un poco más también la metemos al micro 20 segundos, si sigue muy dura un poquito más y derechita a bol, batimos hasta que se mezcle bien con el anís.
En un mortero machacamos los anises y los agregamos a la mezcla, removemos y a continuación vamos tamizando la harina con un colador y removiendo hasta que consigamos una masa homogénea, hacemos una bola y la aplanamos, la envolvemos en papel film y refrigeramos 30 minutos.
En este tiempo de espera precalentar el horno a 180º, sacamos la masa y la ponemos sobre un papel de horno y otro del mismo tamaño encima, así la estiraremos con el rodillo más fácilmente y sin que se pegue, lo ideal es hacerla como mínimo de medio centímetro de grosor.
Con un cortapastas redondo o un vaso cortamos los círculos de masa y con otro mucho más pequeño (yo usé un descorazonador de manzanas) hacemos el agujero del medio, ahora solo hay que ponerlos en la bandeja del horno sobre un papel para hornear o un tapete de silicona y dejar que se hagan durante unos 20 minutos, cuando veáis que los bordes empiezan a dorarse estarán listos, los sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Una vez fríos ya solo queda rebozarlos en azúcar glass y guardarlos en una lata para que se conserven bien, eso si conseguís que no se los coman antes jajaja.