Cortamos la baguette en rodajas finas y las ponemos a tostar muy poquito tiempo, justo hasta cuando empiezan a dorarse ligeramente, que es cuando empiezan a crujir.
Luego, untamos queso en las rodajas de pan. Como el queso tiene un sabor muy suave y las anchoas bastante fuerte, empleamos una cantidad generosa de queso para que los sabores se mezclen bien.
Finalmente, “coronamos” la tapa con el ingrediente estrella: una anchoa del Cantábrico Serrats bien escurrida.