El melón es un alimento rico en vitamina A, B y C. Si a ello le unimos que es una fruta bajísima en calorías, (a pesar de su dulzura) se convierte en un ingrediente perfecto para una refrescante sopa de finales del verano.
En primer lugar, lavamos cuidadosamente las ramas de hierbabuena y reservamos los dos tallos superiores de dos de las ramas para decorar los platos más tarde. El resto de las hojas las separamos de los tallos, las lavamos bien y reservamos.
A continuación arreglamos el melón quitándole la piel y las pepitas y cortándolo en trozos grandes.
Pasamos el melón a un recipiente apto para utilizar la batidora y lo trituramos bien hasta convertirlo en una pasta homogénea. Añadimos a continuación las almendras y batimos con mucho cuidado de no dejar ninguna almendra entera y de que queden bien mezcladas con el melón.
Por último añadimos el diente de ajo, asegurándonos también de que queda totalmente triturado en integrado con la mezcla. Terminamos aderezando con el aceite de oliva, la sal y la pimienta negra al gusto y batiendo hasta emulsionar.
Como es una sopa muy ligera, quizá queráis preparar un segundo plato y mientras lo hacéis, es el momento perfecto para meter la sopa en la nevera y dejar que se enfríe.
Cuando vayamos a servirla, para decorar lavamos y cortamos en cuatro gajos unos tomates cherry y los ponemos en cruz, rodeando la punta de la rama de hierbabuena que habíamos reservado.