Limpiamos bien las naranjas y las secamos. Les cortamos los dos extremos y con un buen cuchillo, cortamos por 4 partes la piel de la naranja, de manera que la separemos del resto de la naranja en cuatro trozos. Es mejor que sean naranjas de piel gruesa, pero lisa, para que tengan un grosor suficiente, no se rompan y queden más enteras.
Cortamos los trozos de naranja en tiras de 1 cm de ancho aproximadamente, procurando que nos queden de similar tamaño. Ponemos todas las tiras en una cazuela y las cubrimos con agua fría.
Las ponemos a hervir y cuando rompa el hervor las colamos. Hacemos esto dos veces más. De esta manera quitaremos el amargor de las pieles.
Ponemos a hervir en la misma cazuela el azúcar y el agua, removemos y dejamos que hierva hasta que se disuelva el azúcar. Añadimos todas las pieles de naranja, bajamos la temperatura y dejamos hervir suavemente hasta que veamos que las pieles empiecen a ponerse transparentes. Dependiendo del tipo de naranja y de la cocina de cada uno tardará más o menos, pero viene a ser unos 40/50 minutos.
Escurrimos bien las naranjas y las rebozamos en azúcar, poniéndolas una a una sobre un papel de horno, en una bandeja. Las vamos poniendo bien ordenadas y procurando que queden lo más estiradas posible. Las dejamos en las bandejas para que sequen, cubriéndolas con un paño seco y limpio. El tiempo de espera dependerá de cada sitio. En mi caso, que vivo en un sitio muy húmedo, han tardado dos días en secarse.
Las naranjas confitadas las podemos guardar así en una lata o un Tupper y duran muchísimo tiempo. Cuanta más azúcar tengan alrededor, se conservarán mejor. Después podemos utilizarlas para cualquier bizcocho o cake, para un pan con frutas o para decorar cualquier postre.
O podemos hacer las orangettes. Derretimos el chocolate de cobertura al baño María, a poca temperatura. Quitamos el exceso de azúcar de cada tira de naranja y la bañamos en el chocolate con ayuda de un palillo de brocheta. Las vamos dejando sobre otro papel de horno, bien ordenados y sin tocarlos demasiado. Los dejamos enfriar bien a temperatura ambiente, los despegamos del papel y los guardamos bien envasados en el frigorífico.
Me encantan las orangettes y llevo preparándolas varios años para Navidad. Pero creo que ha sido este año cuando mejor me han salido y creo que ha sido por rebozarlas en mucho azúcar. Se secan mucho mejor y se mantienen más derechas. Como las iba a utilizar todas para cubrirlas de chocolate, las rebocé en azúcar normal y luego lo despegué para que no quedara esa capa dura debajo del chocolate.
Si las vamos a guardar creo que sería mejor triturar un poco el azúcar, no hacer azúcar glas, pero si un azúcar más fino, para que la capa que cubran las naranjas sea más fina y lisa.