Me encanta la piña y casi siempre tengo en casa, por eso no podía faltar este verano un helado con esta fruta como protagonista, tan fácil que podría hacerlo un niño y tan rico que nadie podrá resistirse a una buena bola de refrescante helado en cualquier momento del día
Lo primero que haremos será pelar y trocear la piña y el mango, meterlos en bolsas y congelarlos, el yogur lo ponemos en una cubitera y también irá derechito al congelador, el tiempo que tarden depende de la potencia de vuestro congelador y de la cantidad de fruta, pero con unas tres horas es suficiente para las medidas de esta receta.
Una vez todo congelado ponemos la fruta y el yogur en el vaso de la batidora, añadimos el zumo de lima, el azúcar y el azúcar invertido y trituramos hasta obtener una crema, así tal cual ya podemos servirlo, estará muy cremoso y sin cristalitos de hielo, pero por contra no tendrá aún la consistencia que esperamos de un helado, es el momento de probarlo por si os gusta más dulce para añadir azúcar o edulcorante y guardarlo en un tuper bien tapado para volver a congelarlo un poco más.
Lo sacamos del congelador y batimos con las varillas de la batidora o manuales para evitar que se formen cristales de hielo unos 30 minutos después, aunque usando azúcar invertido evitamos en gran medida este problema, lo volvemos a guardar en el congelador y repetimos esta misma operación un par de veces más, después lo dejamos congelar sin volver a batir hasta que la mezcla esté firme, dentro de un tuper cubierto con un trozo de papel de hornear y luego colocamos la tapa.
Cuando vayáis a servirlo sacarlo 15 ó 20 minutos antes para que se ablande y poder manipularlo con facilidad, si os parece que sigue duro meterlo unos segundos en el microondas.