Estas flores de masa frita crujiente son típicas, junto con las orejas y filloas, de la época de carnaval en Galicia. Podemos prescindir del agua de azahar y el ron utilizando licor o esencia de anís para aromatizar.
Ponemos en un bol la harina, la sal y la levadura. Aparte, en un plato sopero, ponemos los huevos, el ron y el agua de azahar. Batimos bien y lo vertemos sobre la harina.
Removemos con una cuchara de madera, añadiendo poco a poco la leche. La densidad de esta "crema" dependerá del tipo de harina, pero debe quedar como unas natillas.
Dejamos reposar la mezcla durante 2 ó 3 horas antes de freir. Se deja en espera y tapaso en un sitio templado. Ponemos a calentar el aceite en una sartén amplia y honda.
Cuando esté caliente, se pone el moldeen el aceite, sujetándolo por el mango, y cuando éste esté caliente, lo sacamos rápidamente, dejamos escurrir el exceso de aceite que caiga y se mete en la masa, con cuidado, que no llegue hasta la parte de arriba del hierro.
A continuación introducimos el molde en la sartén, sujetándolo por el mango, y en cuanto empiece a ponerse dura la masa en el aceite, y sin esperar a que se dore, empujamos por los bordes con la ayuda de un tenedor hasta que se desprende.
Freímos por los dos lados hasta que la rosa esté dorada, sacamos del aceite y reservamos sobre papel de cocina. Cuando tengamos todas las rosas fritas, las espolvoreamos abundantemente con azúcar glas. También podemos bañarlas con chocolate, sólo la base.