En un bol ponemos la leche tibia y la levadura. Removemos. Añadimos la clara de huevo, el azúcar, el azúcar invertido, la sal, el aceite y el azahar y mezclamos. Por último añadimos la harina poco a poco y amasamos hasta obtener una masa fina y elástica. Tapamos con film y dejamos reposar hasta que doble el volumen.
Una vez ha doblado el volumen la ponemos sobre la encimera enharinada y la desgasificamos. La dividimos en 7 partes y con cada una formamos una bola. Ayudándonos del rodillo, extendemos todas las bolas formando círculos como de un palmo más o menos.
Cogemos el primer círculo y le untamos por una cara mantequilla. Espolvoreamos maicena por encima y superponemos el siguiente círculo. Volvemos a extenderle mantequilla por encima y maicena y así hacemos con todos hasta tener una torre de 7 círculos.
Aplanamos la torre de círculos con la mano dándole la vuelta para que nos quede bien por los dos lados y seguidamente con el rodillo los extendemos girándolos de vez en cuando hasta conseguir una amplitud generosa.
Con un corta pizza cortamos la masa extendida en 12 triángulos y a cada uno le hacemos un pequeño corte en la parte ancha.
Cogemos un triángulo, estiramos un poco la parte ancha del corte y enrollamos formando una media luna. Haremos lo mismo con todos.
Los dejamos en la placa de horno sobre papel de hornear y los tapamos con un paño para que fermente hasta que dupliquen su volumen. Batimos la yema de huevo y pincelamos suavemente la superficie de cada media luna.
Precalentamos el horno a 180 grados e introducimos la bandeja a media altura con calor arriba y abajo unos 25 minutos.