Separar las claras de las yemas. En una hondilla amplia depositar las yemas, con el yogur de limón, la ralladura de limón y el vaso de azúcar. Con la batidora, utensilio de varillas, mezclar bien. Incorporar el aceite y mezclar.
Por último incorporar la harina mezclada con la levadura tamizándola a través de un colador para que la harina se airee y eso de más esponjosidad al bizcocho. Mezclar bien. Montar las 4 claras a punto de nieve e incorporar al resto de ingredientes. Mezclar con movimientos envolventes, en el sentido de las agujas del reloj, y muy despacio para que las claras no se bajen.
Precalentar el horno a 200º. Enmantequillar y enharinar un molde. Para mi, los mejores moldes para queques son los de toda la vida, los de aluminio y no los de silicona. He comprobado que en el de silicona me sube menos porque el molde tiende a expandirse un poco más. Tapamos el molde con aluminio, eso hará que el bizcocho no se queme por la parte superior antes de que esté totalmente cocinado.
Introducimos el molde en el horno, en la rejilla de enmedio. Bajo la temperatura a 180º y le doy calor por arriba y por abajo durante 40 minutos ó 45 minutos.
Cuando llevemos 35 ó 40 minutos de cocción, abrimos la puerta del horno sin peligro de que el bizcocho se nos baje, puesto que después de ese tiempo ya estará hecho y con cuidado quitamos el papel de aluminio. Y digo con cuidado porque puede estar en contacto con el bizcocho. Al quitar el aluminio veremos que la parte superior está blanca, así que cerramos la puerta del horno y dejamos que se dore por la parte superior unos minutos. Sacar el bizcocho del horno, desmoldar y dejarlo enfriar sobre una rejilla.
Glaseado : Montar la clara a punto de nieve e ir incorporándole el azúcar glass y el zumo de limón. Batir bien con el utensilio de varillas para que coja una consistencia cremosa.
Una vez que el queque esté frío extendemos sobre él la glasa y esperamos que endurezca.