Preparamos los vegetales lavándolos y cortándolos si es necesario y los pochamos en el vino hasta que éste se haya evaporado.
Con horno convencional, precalentamos éste y mientras preparamos la pizza: en la masa sin descongelar colocamos por este orden el tomate con cebolla (que cubra la base), el queso fundente, el queso de untar, los vegetales y las rodajas de salchichón a trocitos, todo bien repartido. La introducimos en el horno hasta que esté hecha, según las instrucciones del fabricante.
Con el horno de turboconvección de cristal, igualmente después de precalentarlo ponemos la masa sola en la parrilla superior y horneamos a 220 grados hasta que haya tomado consistencia y esté tostadita. Quitamos la tapa-motor al horno, damos la vuelta a la pizza sin sacarla y la cubrimos con los ingredientes como se ha indicado antes. Volvemos a colocar la tapa y horneamos hasta que esté hecha.
Es una pizza deliciosa y que sacia mucho, cada uno comerá la cantidad que le convenga según su límite diario de puntos.