A través del tiempo el abuelo se dio cuenta que no todos los magueyes dan el mismo sabor, por lo que se decidió sembrar en el patio de la casa y de esa manera estar abastecido cada vez que se ofrezca.
La especie maguey que aparece en la imagen es de su agrado.
Después, mientras se calienta el pozo, se aprovecha para tatemar las hojas del maguey.
Las hojas tatemadas se trenzan y se acomodan como una cama en la que se coloca la carne y después se forma un paquete que se amarra con alambre quemado.
Es importante dejar un asa para meterlo y sacarlo del pozo.
Se coloca el paquete en el interior del horno.
Para esto es necesario nivelar la brasa que quedó en el fondo del horno y cubrirla con pencas de maguey, luego se deposita el paquete y se cierra el pozo con una placa de acero que se tapa con tierra para que selle y no entre aire.
El paquete se deja en el horno del ocaso al amanecer. La carne puede ser adobada antes de meterse al horno con salsa roja o verde, aunque en este caso es natural, no se le puso ni sal.
Por la mañana se saca del pozo y se deshace el paquete, se deshuesa, se coloca la carne en una cazuela mientras se calientan las tortillas en la brasa.
Por último se preparan los tacos, con salsita verde o roja, al natural con unas gotas de limón y un poco de sal, de cualquier forma saben deliciosos.
Comentarios de los miembros:
Exelente