Lo primero que tenemos que hacer el abrir el pimiento, sacarle bien todas las pepitas y ponerlo a hidratar en agua templada. Lo ideal es un par de horas por lo menos.
Picamos muy pequeñito la cebolla, la zanahoria y el calabacín y lo ponemos a pochar con una pizca de sal. Cuando empiecen a ablandarse, retiramos y dejamos templar.
Mezclamos la carne picada con el pan empapado en leche, el ajo y el perejil muy picaditos, especias al gusto, sal, y las verduras. Escurrimos bien el pimiento, y con ayuda de la punta de un cuchillo, despegamos la pulpa de la piel y la añadimos a la mezcla de la carne. Mezclamos bien y dejamos reposar en la nevera una hora.
Tan solo queda freirlas. Hacemos una especie de albóndigas grandes y las pasamos por harina. Las aplastamos un poco, pero poco, que queden gorditas, y las hacemos a la plancha, con fuego no muy fuerte para que se hagan bien por dentro.
A nosotros nos gustaron mucho, es una forma diferente de comer carne picada. Quedan muy jugosas, y con mucho sabor.