Un completo primer plato, que puede servirnos como plato único.
El "ras-el-hanout" no es una especia, es una mezcla hierbas y especias. Parece que su nombre significa "la cabeza de la tienda", haciendo referencia a la mejor mezcla de especias que el mercader puede ofrecer. Por tanto, no existe una composición fija en la mezcla, aunque sí se sabe que llevan, entre otras cardamomo, comino, nuez moscada, canela, pimentón y jengibre.
Preparamos el adobo para el pollo, al menos 2 horas antes. Si lo tenéis más, más cogerá el saborcito. Lo hacemos así: salamos los filetes de pollo , lo ponemos troceado en un recipiente y lo cubrimos de aceite de oliva. Añadimos los ajos partidos a la mitad y una cucharadita de ras-al-hanout o un poco más, según nuestro gusto y mezclamos todo bien para que el pollo quede bien impregnado de la mezcla. Dejamos que repose al menos dos horas. Si hace calor, es mejor tenerlo en el frigorífico, que el pollo se estropea fácilmente, así que con la temperatura que ya se nos viene encima, mejor en frío.
Pasado el tiempo de adobo preparamos el cuscús según las instrucciones del paquete. Generalmente calentando la misma cantidad de agua que de cuscús (con 1/2 cucharadita de sal) hasta hacerla hervir y mezclando con este. Se deja reposar hasta que absorba todo el agua. Se tarda bien poquito. Para este plato os recomiendo añadir al agua del cuscús también 1/2 cucharadita de ras-el-hanout. Reservamos
Ponemos una sartén a calentar sin nada de aceite porque usaremos el de adobar el pollo, para no añadir más grasa al plato. Cuando la sartén esté caliente, echamos la carne con su adobo y la freímos al gusto, apartando los dientes de ajo.
Emplatamos (yo no soy la reina de las presentaciones, precisamente, pero me el otro día me hice con un arito de emplatar en los chinos y había que estrenarlo) y comemos inmediatamente, cuando aún esté caliente.