El tofu entero ha de tomarse y cortarse finamente sus partes exteriores más duras. Resérvense éstas pues nos servirán para la base del pastel.
Pueden dejarse marinando en salsa de soja rebajada con caldo, para más sustancia.
Un puñadito de almendras déjese en remojo en el caldo de verduras hasta que puédanse pelar. Si se hacen hervir y se dejan, tomarán la mitad de tiempo.
Colóquese el bloque de tofu en sí en un colador fino, con un plato que le adecue y un peso considerable encima, de modo que drene el exceso de caldo insípido que este contiene.
Déjese así por una hora o mientras se prepara el resto.
El puerro finamente cortado ha de pocharse con unos ajos picados.
Esto es, sofreírse en una pequeña cantidad de aceite de oliva, con la sal añadida desde el principio para que sude, al fuego mínimo hasta que esté completamente lánguido y mermado en volumen pero con su mismo color.
Una vez drenado el bloque, métase en la batidora junto con las almendras, una o dos cucharadas de salsa de soja según la concentración de ésta, un ajo crudo, una cucharada rasa de aceite de sésamo, sal y pimienta al gusto.
Añada también una pequeña cantidad de caldo, que deberá ir aumentando a medida vaya batiendo y la mezcla lo requiera, para que resulte una pasta no excesivamente espesa.
Asegúrese de que todo queda homogéneo y pruebe hasta encontrarlo exquisito. Sepa que si la mezcla sabe bien, el pastel será bueno.
En un recipiente para horno, sitúense en el fondo los recortes del tofu a modo de placas de lasagna ajustando perfectamente.
Encima colóquese el puerro ya pochado formando una capa prieta para después cubrir con la pasta de tofu.
Encima puede decorarse con semillas de sésamo o almendras.
Horneé el pastel a no más de 200ºC hasta que la pasta haya cuajado y se observe la superficie dorada y el sésamo o almendras tostadas. Esto tomará posiblemente unos 15 - 20 minutos.