Lo primero que tenemos que hacer es asar las verduras, como si fuera para escalivada.
La tenía hecha del día anterior: pimiento rojo y verde, cebolla y berenjena. Calabacín también le iría muy bien.
Cocemos la pasta en abundante agua hirviendo con sal.
En una sartén ancha, doramos el diente de ajo en un buen chorro de aceite. Si queremos, añadimos ahora los piñones, y enseguida la verdura cortada en trocitos.
En cuanto coja un poco de calor incorporamos la pasta bien escurrida, un poco más de aceite, y salteamos un par de minutos.
Añadimos también el caldito que habíamos reservado que soltaron las verduras, y un poco de pimienta y orégano seco.
Apartamos del fuego y añadimos el queso de cabra en cuadraditos pequeños, y damos unas vueltas para que se funda un poco con el propio calor de la pasta.