Un plato sabroso y fácil que solo necesita condimentar bien el pollo con sal, canela, pimienta y pimentón dulce. Ponedlo en una bandeja de horno junto con el tomate entero (pinchadlo para que no reviente) y las cebollas partidas a trozos grandes. Por encima algunos gajos de ajo, sin pelar, ligeramente aplastados; aceite de oliva, laurel y la pastilla de sopicaldo desmenuzada. Cocinadlo en el horno a una temperatura de 180º, regándolo con su propio jugo de vez en cuando. Si fuera necesario añadidle poco a poco un poquito de agua para que el guiso no se os quede seco. Escurrid de su jugo, las judías blancas. Cuando veáis que el pollo empieza a tener un bonito color dorado, añadidle las judías y repartidlas por toda la bandeja para que se impregnen del jugo del guiso. Dejadlas hervir unos 10 o 15 minutos. Todo el proceso necesita, aproximadamente, 1 hora y media de cocción. Es un plato que si se deja de un día para otro toma muchísimo más sabor.
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Excelente