Si es que no me puedo resistir, me vuelven loca las caracolas, porque son fáciles de haces y están riquísimas. Cuando las hice con pasas y fruta confitada, dije, las próximas las hago de chocolate, pues aquí están y ni os cuento como saben, teneis que probarlas.
Hice la masa en la panificadora (que es una alegría) poniendo los ingredientes en orden.
Ponemos el programa amasado y levado que dura una hora y media. Cuando acabe, sacamos la masa, la estiramos en la encimera (un poco enharinada) con un rodillo y le ponemos en toda la superficie, pepitas de chocolate esparcidas. Enrollamos la masa (como siempre) y la cortamos en rodajas, que iremos poniendo en la bandeja del horno encima de un papel vegetal.
Pincelamos las caracolas con un poco de agua y horneamos (el horno debe estar precalentado) a 170º durante 20 minutos aproximadamente, ya depende de cada horno, pero se ve (y se huele) cuando están listas.
Así ya están rican, pero yo las pinté para darles brillo, poniendo en un cazo 60 ml de agua con 60 gr de azúcar y lo llevamos a ebullición. En un vaso con un dedito de agua, desleimos un sobre de gelatina en polvo.
Cuando el agua con el azúcar hierva, retiramos del fuego y le añadimos la gelatina, mezclamos y dejamos templar. Después pintamos las caracolas y las dejamos enfriar.
Comentarios de los miembros:
Ricas .Morita.