Un dulce y sano capricho para tomar a cualquier hora, como es muy sencillo preparar una buena cantidad porque vuela, lo digo por experiencia, luego no digáis que no avisé.
Los ingredientes básicos son 3: yogures, fresas y edulcorante, solo con eso ya queda un helado muy decente, el queso crema es para darle más cremosidad, sobre todo si en lugar de poner yogur griego se pone desnatado, en cuanto al azúcar invertida ya sabéis que se usa para evitar que se formen cristales de hielo, pero si no podéis tomar azúcar o preferís un helado más light eliminarla.
Lavar bien las fresas y dejarlas escurrir, quitar las hojas, triturarlas ya sea con robot o batidora, hasta conseguir un puré fino, colarlo con la ayuda de una cuchara para eliminar las semillas, si no os molesta encontrároslas en el helado saltaros este paso, reservar.
Ahora batimos el yogur, si está congelado costará un poquito triturarlo y quedarán trocitos, pero al añadir el puré de fresas junto con el edulcorante y batir de nuevo se deshará del todo, si queréis añadir el queso crema y el azúcar invertido este es el momento
Guardar en un tuper y llevar al congelador, sacar y batir 3 veces, una cada hora para que quede cremoso, si tenéis heladera dejarlo al menos una hora congelando antes de usarla, si no tenéis arriba os he dejado un enlace para fabricaros una casera.
Comer sano: en esta receta el yogur griego sustituye a la nata, pero para hacerlo más ligero se puede usar yogur desnatado, aunque eso cambiará algo la textura final, el azúcar invertido si no tenéis, sustituirla por una cucharada de miel, no es exactamente igual pero es lo más parecido para evitar la cristalización.