Pasteles de belem, un clásico de la repostería de portugal
Pasteles de belem, un clásico de la repostería de Portugal
Los pasteles de Belem son unos pasteles típicos de la gastronomía portuguesa y cuya receta es uno de los secretos mejor guardados. Podemos intentar imitarlos, y se consiguen buenos pasteles, pero al menos tienes que probar una vez en tu vida el sabor de un auténtico pastel. Estos mios están de morirse y eso que considero que se pueden mejorar.
La crema: poner un cazo a fuego bajo con la leche y la nata, la rama de canela y la piel del limón (sin lo blanco, que amarga). Una vez empieza a hervir, retirar del fuego y dejar infusionar hasta que se enfríe. Cuélalo y reserva.
En otro cazo (que luego irá al fuego) ponemos las yemas de los huevos junto con el azúcar y batimos hasta que espumee. Se agrega la harina y se siguen batiendo para integrarla a los huevos. Se añade la leche aromatizada y se bate para mezclar todos los ingredientes.
Se pone el cazo a fuego bajo, moviendo continuamente hasta que la crema espese y empiece a hervir. Retirar del fuego. Dejar enfriar. Precalentar el horno al máximo posible. El mío a 275º.
El hojaldre:
Se extiende la lámina de hojaldre y se pincela con mantequilla derretida. Volver a enrollar (sin el papel) haciendo una espiral muy prieta.
Se corta el rulo en 12 rodajas.
Se enmantequilla el molde de muffins con bastante mantequilla y se pone una rodajita de hojaldre en cada molde de muffin.
Con los dedos ir empujando la masa desde el centro hacia afuera, hasta llegar al borde.
Repartir en todos los moldes la crema reservada y ya enfriada.
El horneado: El horno tiene que estar a la máxima temperatura. El molde de muffins se colocará en el suelo del horno durante 12 minutos. De este modo la base coge un dorado estupendo y la masa estará luego crujiente.
Pasados los 12 minutos subir la bandeja a la rejilla del horno que tendremos puesta a la mitad del horno y dejarlos hasta que empiecen a hincharse y a subir y tostarse. Sacar del horno y dejar enfriar un poco antes de espolvorearlos con azúcar glass y canela con un colador pequeño.
Y mirar la base los hojaldres, ¡se nota perfectamente la espiral!
Se pueden comer frios o templados, al gusto de cada cual.