El ponqué es un bizcocho clásico, muy conocido y fácil de hacer. Este en particular queda rico, suave y esponjoso. El exótico toque asiático lo convierte en un bocadillo especial y exquisito para acompañar una buena taza de té después de una comida o simplemente como merienda.
Pasta de judía azuki o frijol rojo: Se cocinan los frijoles con agua en la olla de presión o en cualquier olla hasta que estén bien blandos. Se escurre el agua y se trituran un poco con un tenedor. Se cocinan con el azúcar y la mantequilla a fuego mediano moviendo constantemente hasta que se convierta en un dulce espeso. Debe quedar como una pasta suave, no líquida. Dejar que enfríe totalmente antes de usar.
Ponqué: Con la batidora eléctrica, se bate la mantequilla hasta que esté cremosa. Se incorpora el azúcar poco a poco y se bate hasta que se forme una crema blanquecina. Se incorpora las yemas y las claras, de forma alterna, batiendo muy bien después de cada adición. Se incorporan con movimientos envolventes (con cuchara, a mano) los ingredientes secos tamizados (harina, polvo de hornear y té matcha).
En un molde previamente forrado con papel encerado se coloca la mitad de la mezcla. Con la ayuda de una cuchara se colocan montoncitos de la pasta de frijol rojo para que quede en el centro del ponqué, y se cubre con el resto de la mezcla.
Hornear en horno precalentado a 175 C durante 40 minutos aprox. hasta que pase la prueba del palillo. Cuando haya enfriado un poco, se desmolda, y se deja enfriar totalmente sobre una rejilla. Se puede decorar con un poco de azúcar glas o pulverizada.