Hay grandes certezas en la vida como que el 6 de enero, en todos los hogares españoles, los suelos aparecen llenos de papeles de regalo y que en la mesa del salón (o la cocina) hay un roscón de Reyes esperando a ser devorado. Esto nos une a todos los españoles, pero hay algo que nos separa inevitablemente. Y es que hay dos tipos de personas en el mundo: las que se comen la fruta escarchada del roscón de Reyes con devoción y las que la apartan con un desdén digno de novela dramática. Sin embargo, independientemente del bando en el que milites, una cosa es cierta: esas tiras verdes, rojas y naranjas son el toque visual y gustativo que hace inconfundible este dulce clásico de la Navidad. Pero, ¿te has preguntado qué demonios son esas frutas? Hoy vamos a poner el foco en la más intrigante de todas: la fruta verde. No, no es kiwi ni alguna exótica especie caribeña. Spoiler: pese a su color, no es radioactiva.