La leyenda cuenta que el plato surgió en una gran nevada, cuando unos pastores no tenían para comer nada más que patatas y unas raspas de bacalao. Cocieron las patatas con el bacalao y las machacaron mezclándolo, pero al ver que no era suficiente empezaron a echar aceite de oliva y moverlo con el mortero. La mezcla engordó y se pegaron una comilona tal que al acabar dijeron "esto harta hasta las burras" y de ahí el nombre.
Cocer las patatas con piel durante 45 minutos, mirar si están blandas, ya que luego habrá que realizar un puré. Se cuece también el bacalao durante cinco minutos.
Es muy importante que el bacalao sea desalado, si no es así podéis desalarlo en casa. Debéis meter el pescado en agua y cambiársela cada ocho horas durante 48 horas, aunque las últimas 12 podéis echar en vez de agua leche y así el bacalao se desalará antes y se quedará más blanco.
Colar el caldo del bacalao y reservarlo y poner a cocer los huevos. Para cocer un huevo tenéis que poner agua a hervir con sal y cuando dé el primer hervor se echan los huevos y se dejan cocer durante diez minutos.
Se pican los ajos, se pelan las patatas y se desmiga el bacalao.
En un mortero, se machacan los ajos si veis que se queda muy pegado a las paredes se le añade un poco de caldo del bacalao y se echa en una fuente con la patata partida y el bacalao desmigado y se mezcla todo muy bien.
Se va añadiendo el aceite poco a poco según se va elaborando el puré. El secreto de este plato es el aceite que se va añadiendo poco a poco, por lo que no os importe echar bastante y si veis que aún así se os queda espeso también podéis emplear el caldo del bacalao para que tenga más gusto al pescado, pero no echéis demasiado porque os podría quedar demasiado aguado.
Por último, queda la presentación lo mejor es colocarlo en cazuelitas de barro adornado con rodajas de huevo duro, un par de nueces y aceite de oliva y listo para comer.