Colocamos las ciruelas en remojo. Por otro lado, con un chorrito de aceite derretimos la mantequilla. Ahí doramos el cordero.
Con ese aceite y un poco más si es necesario salteamos la cebolla hasta que transparente. Añadimos las especias y dejamos cocer tres minutos.
En ese momento incorporamos el cordero y cubrimos con el caldo. Dejamos cocer a fuego lento y sin tapar unos 45 minutos.
Escurrimos las ciruelas y las agregamos al guiso. Dejemos cocer otros 20 minutos más hasta que el cordero quede bien tierno. Añadimos en este momento la miel y salpimentamos al gusto, además de añadir por encima las semillas de sésamo.
Nosotros lo hemos servido con cuscús y acompañados con nuestro primer intento de falafel.
Seguiremos investigando con él y ya os contaremos cuando nos termine de convencer.