En todos los mercados estaban. Hasta en cualquier pequeña tienda de ultramarinos, allí las tenías, estaban en cualquier sitio. Aquellas pequeñas barriquitas de madera, siempre abiertas para que todo el mundo las viera, pero ¡que olor! Todos las conocemos como, sardinas arenques.
Eran otros tiempos, y todo el pescado en salazón, se vendía bien. También me acuerdo de las huevas en salazón que compraba mi abuela cuando iba de veraneo a Santa Pola. Menudos recuerdos.
Todo aquello me parecía saladí
Aquí la cuestión, es limpiar a conciencia las sardinas, tener mucha paciencia y dedicación. Os lo digo, por que ese es el éxito de esta sabrosísima tosta. ¡No encontrarse ni una sola espina! Bueno, una vale. ¡Pero no más!
Primero vamos a cortar, la cabeza. Quitamos después, toda la piel, de un lado y del otro. Abrimos la sardina por la mitad, retiramos con cuidado la espina central y con mucho más cuidado, retiramos todas las espinas. Cortamos los bordes, allí se acumulan muchas. Así podemos seguir con las que se han quedado después de retirar la espina central. Unas pinzas de depilar, pueden ser de gran ayuda.
No es tan complicado, sólo es paciencia.
Limpios los lomos de las sardinas, se desmenuzan y se reservan en un pequeño bol. Pelamos y cortamos la cebolla y los tomates en trozos muy pequeños. Juntamos todo y rematamos con un buen chorro de aceite de oliva. Removemos.
Tostamos el pan y presentamos.
Espero que os traiga muchos recuerdos esta rica tosta ¡Pero buenos!
Comentarios de los miembros (13):
Me gusta. la voy a preparar
Delicioso y nutritivo
Vale la pena su preparación.
Exquisito!!
Exquisita esta receta los felicito
La hare seguro....aun recuerdo a mi madre pelándome las sardinas cuando era pequeña
Tres estrellas
Me parece excelente. gracias por esta receta.
Yo sazonaría también con un poco de ajo rallado.
Buenisima la receta