En el recipiente de la amasadora mezclamos la mitad de la harina, la levadura disuelta en un poco de leche, el azúcar y la sal. Y seguido añadimos el aceite, el resto de la leche y una parte del agua. El resto del agua la añadiremos si la masa la admite, pero debemos tener cuidado, porque no todas las harinas admiten el mismo líquido y también depende de la humedad ambiental.
Mezclamos bien, a velocidad media, para que se integren todos los ingredientes. Incorporamos poco a poco el resto de la harina y seguimos amasando, hasta que se forme una bola que se separe de las paredes. Si hiciera falta añadimos agua.
Aumentamos la velocidad y amasamos durante 7/8 minutos hasta que la masa se vea lisa, homogénea y elástica. Todo este proceso, por supuesto, se puede hacer a mano.
Volcamos la masa sobre una superficie enharinada y formamos una bola. Untamos de aceite las paredes de un bol, introducimos la bola de masa y lo cubrimos con un paño. Dejamos levar durante 1 hora aproximadamente, hasta que veamos que ha duplicado el volumen.
Volvemos a volcar la masa sobre la superficie enharinada, le sacamos el aire aplastándola con la palma de la mano y la dividimos en 10 partes iguales, más ó menos de 100 grs.Formamos una bola con cada trozo y las vamos disponiendo sobre una ó más bandejas de horno cubiertas con Silpat ó papel vegetal. Tendremos cuidado de dejar espacio entre las bolas, para que no se junten al levar.
Tapamos las bandejas con un paño y dejamos levar 45 minutos. Precalentamos el horno a 200ºC, con un recipiente con agua en el interior.Pasado ese tiempo, hacemos un corte en el centro de cada panecillo y espolvoreamos con harina.Horneamos durante 15/20 minutos, hasta que estén dorados. Enfriamos sobre una rejilla.