Separar las yemas de las claras, y batir estas últimas a punto de nieve. En un bol, mezclar las yemas con el azúcar, y batirlas hasta que se vuelvan blanquecinas. Mezclar la harina con la levadura, las raspaduras de la naranja y el limón, y agregarlas a la mezcla anterior.
Añadir las claras batidas a punto de nieve, de forma envolvente y con cuidado. Verter toda la masa en la bandeja del horno, previamente forrada con papel vegetal, y hornear durante unos 7- 8 minutos a una temperatura de 180º. Una vez listo, lo volcamos sobre una lámina de silicona, o en su defecto sobre un paño húmedo, enrollamos y dejamos que enfrié. Mientras vamos preparando el relleno, poniendo el azúcar y el agua en una cazuela.
Tendremos que conseguir un jarabe con hebra fuerte, al que iremos añadiendo poco a poco las yemas batidas. La mantendremos al fuego, removiendo constantemente hasta que espese. Luego retiramos y dejamos enfríar. En otro cazo, pondremos el chocolate troceado con la mantequilla al baño María, y dejaremos que se funda por completo. Apartamos del fuego y dejamos templar.
Desenrollamos la plancha de bizcocho ya fría, la mojamos un poquito con cualquier licorcito que te guste y con ayuda de un pincel. Rellenamos con la crema de yema, y volvemos a enrollar dejando un espacio sin crema a los lados, para que luego al enrollarla no se nos salga.
Cortamos uno de los extremos, colocándolo encima del tronco, y con ayuda de un pincel de cocina, lo cubrimos con el chocolate. Con un tenedor mojado en agua, vamos haciéndole unas líneas a todo lo largo, simulando a corteza del tronco.
Adornamos como más nos guste, y metemos en la nevera para que acabe de enfríar y asentarse.