Esta receta viene inspirada por una película griega que ví hace unos años "La sal de la vida". En sintonía con otra película gastronómica, "Como agua para chocolate", la película versa sobre los rituales de la cocina y en la creencia de que las especias usadas en ella pueden alterar un estado de ánimo o profundizar un vínculo. En la película se dicen dos cosas que me impactaron mucho: Que la canela hace que las personas se miren a los ojos, y que a las albóndigas hay que ponerles canela.
Para hacer las albóndigas picamos muy fino 1/2 cebolla y el ajo y se lo añadimos a la carne picada.
Espolvoreamos un poco de perejil picado. Salpimentamos y añadimos la cucharadita de canela. Añadimos un puñado de pasas sin semilla.
Batimos el huevo y lo agregamos. Le agregamos el pan rallado, 4 ó 5 cucharadas, según veamos lo pegajoso de la masa. Nos mojamos las manos con agua (para manejar mejor la masa) y formamos las albóndigas.
Calentamos un poco de aceite de oliva en una cacerola y vamos friendo las albóndigas (no mucho, para que no se queden como piedras). Reservamos.
En la misma cacerola, hacemos la salsa calentando un poco más de aceite. Echamos el ajo y la cebolla muy picados y dejamos pochar a fuego medio.
Cuando veamos la cebolla pochada, agregamos la especie moruna, unas hebras de azafrán y un chorreón de vino blanco. Dejamos reducir un poco el vino y agregamos la pastilla de caldo de pollo y unos 400 ml. de agua.
Incorporamos las albóndigas, y dejamos hacer durante 15 ó 20 minutos.
Comentarios de los miembros:
Me ha salido bien a la primera