Esta receta merece mucho la pena porque es fácil y no te tiene horas en la cocina, bien acompañada de unos aperitivos, una buena ensalada y algún rico entrante ya tienes un menú de primera para las fiestas
Si el bacalao es congelado, descongelar dentro de la nevera, luego hay que dejarlo escurrir un rato y acabar secándolo todo lo posible con papel absorbente de cocina, como vamos a confitarlo cuanta menos agua tenga mejor.
Lo ponemos en una sartén donde quepan sin montarse unos trozos sobre otros y echamos el aceite, lo justo para cubrirlos. Añadimos el tomillo, los ajos (pelados y golpeados con el cuchillo) y el laurel. Empezamos a confitar con el fuego muy bajo para que se cocine muy poquito a poco.
Estará en su punto cuando las lascas del bacalao se separen fácilmente solo con apoyar la punta de un tenedor. Lo sacamos de la sartén y lo escurrimos en un colador. Lo ponemos sobre papel absorbente para quitarle el exceso de aceite que pueda quedar. Lo colocamos en un plato o fuente que se pueda meter en el horno. Rersevamos.
Para hacer la salsa: Ponemos la sobrasada en una sartén con una o dos cucharaditas del aceite de bacalao confitado. A fuego lento, vamos removiendo hasta que se deshaga. Añadimos la miel y removemos un poco más hasta que se mezcle todo. Nos quedará una salsa espesita, como si fuera la de una salsa de tomate casera. Si os despistáis y queda demasiado seca podéis ponerle una cucharadita de agua.
Cubrimos las tajadas de bacalao con esta salsa y las metemos en el horno (previamente precalentado) a 180ºC, unos minutos hasta que veas que la mezcla de sobrasada se tuesta un poco. Sacar y servir bien calentito.
Si no quieres encender el horno, puedes gratinar con el grill del microondas, lo que resulta muy cómodo porque podemos tenerlo preparado de antemano y hacer esto en el último momento, antes de sacarlo a la mesa. Y listo!